30/5/13

Patadas, de Antonio Álamo


Nunca fue sólo un juego y ahora nadie duda que es una religión, pero más allá de su fiesta y su filosofía, más allá de su drama y su iconicidad, el futbol se ha vuelto un universo en sí. Cuestión de echar ojo a estas once escenas (y una coda) que juntas o separadas refieren la relación del hombre con el cosmos. Porque se puede ser parte de la tribu, pero todos tenemos una percepción particular, una experiencia desde la cual juzgar al mundo. En este caso, se trata del portero que mira el juego a la distancia y, no obstante, es el protagonista de sus momentos más críticos, cuando el balón se cita con la red. En los 90 minutos que se narran encontraremos abordamientos sociológicos al tema (“jugadores mercenarios”); análisis de cálculo y probabilidad (“¿derecha o izquierda?”); invitaciones al Fair play (“¡Hijo de puta, aquí te espero!); relaciones padre-hijo (“El míster me ignora, el míster siempre me ignora”) y hasta invocaciones a la épica (“Me debo convertir en un dragón; debe parecer que la portería es tan pequeña como una caja de cerillas”), pero siempre, al final, para Josu Martínez la humanidad se divide sólo en dos: entre quienes quieren meter goles y quienes quieren pararlos. 
 

    Antonio Álamo posee una habilidad envidiable para adentrarse en los universos más codificados, para entender sus vericuetos y traducirlos al lenguaje de la escena, para hacer complejo lo que sólo parecería un juego de pies. Patadas es una clara muestra de que, a contrapelo de Villoro, para Álamo el mundo es mucho más que un balón, aunque todos estemos atrapados dentro de él.

Alamo, Antonio, Patadas, México, Ed. Paso de Gato (Cuadernos de Dramaturgia Internacional # 26), 2013, 38 pp. 

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